ROUTED #17
El lenguaje de las migraciones
Las palabras que utilizamos dan forma a nuestra manera de entender el mundo. A través del lenguaje, construimos nuestra percepción de realidades complejas y definimos nuestra posición en relación con ellas: nos identificamos, nos solidarizamos, reivindicamos y rechazamos. En el ámbito del lenguaje con el que se definen, representan y debaten las migraciones y la (in)movilidad, existen múltiples actores que a veces desarrollan discursos y vocabularios contrapuestos. Los migrantes, las instituciones, los decisores políticos, los medios, los activistas y académicos participan en la creación de diversos lenguajes de la migración, con distintos efectos, que a lo largo del tiempo cambian, se extienden, se adaptan y siguen redibujando los límites de la inclusión y la exclusión.
Este número es el producto de una colaboración entre Routed Magazine y Discussing Displacement. Ambas publicaciones compartimos el objetivo de ampliar el acceso al conocimiento en el campo de las migraciones y la movilidad y acercar perspectivas críticas y voces diversas a nuestros lectores, artículo a artículo. Siguiendo estos principios de apertura y accesibilidad, hemos aprovechado la oportunidad de este número especial para reflexionar sobre nuestro propio uso y producción de lenguaje y narrativas relacionados con la movilidad.
En este número, examinamos los orígenes, implicaciones y defectos de conceptos como “persona desplazada interna”, “refugiado climático”, “expatriado” y “remesas”. La discriminación a los migrantes y la criminalización pueden surgir de las connotaciones y significados de las palabras que se utilizan para referirse a los migrantes en las sociedades receptoras, así como de los discursos institucionales sobre la “migración segura” que buscan imponer la inmovilidad. A la vez, la innovación lingüística en el plano institucional tiene el potencial de crear sociedades más inclusivas.
Reflexionando sobre las percepciones que las sociedades receptoras tienen de sí mismas, también examinamos las raíces jurídicas y las implicaciones de ser un “huésped” en Jordania, el papel de los migrantes que llevan ya un tiempo asentados en la recepción de los recién llegados, y el concepto turco de “huésped de Dios”.
Los expertos universitarios, en contacto con los decisores políticos, entienden las migraciones a través de marcos teóricos y empíricos en constante desarrollo, desde la migrancia hasta el transnacionalismo. Las perspectivas académicas, sin embargo, tienen también que luchar contra sus propios sesgos, como el nacionalismo metodológico, que con frecuencia impregna la investigación sobre integración, y el sesgo de género presente en conceptos como la “fuga de cuidados”.
Los migrantes crean, comparten y defienden un vocabulario que integre sus propias experiencias, como forma de construcción de comunidad, raíces o resistencia. Los migrantes latinx en EE.UU. y los migrantes subsaharanianos en Marruecos tienen un vocabulario propio para nombrar y describir sus propias experiencias con las fuerzas del orden y sus trayectorias migratorias, mientras que quienes aspiran a migrar y los retornados a Camerún relatan su migración como una aventura. Términos como “trabajadora doméstica migrante” cambian el terreno de juego para los migrantes en sus reivindicaciones de derechos laborales en Hong Kong. Las voces de los migrantes son frecuentemente ignoradas, pero son necesarias para entender sus necesidades y logros, desde las migrantes filipinas en Bangkok y Manila durante la pandemia hasta los migrantes LGBTQ+ indonesios en Francia.
A través de la literatura, autores migrantes como Behrouz Boochani impugnan las narrativas convencionales sobre la migración, cuesitonando los sistemas de detención de refugiados y exponiendo el diferente funcionamiento del tiempo en experiencias prolongadas de movilidad e inmovilidad.
Este número también recoge tres artículos que van más allá del lenguaje de las migraciones: una mirada a la actual migración de judíos indios a Israel, el testimonio de un estudiante indio residente en Japón durante la pandemia, y un repertorio de buenas prácticas en política de integración puestas en marcha en la ciudad brasileña de São Paulo.
Queremos dar las gracias a la coordinadora de Discussing Displacement, Imogen Dobie, que ha sido la editora invitada en este número y ha aportado su pluma experta y ojo atento a cada uno de los pasos de este proyecto entre nuestras dos publicaciones. Como siempre, gracias a todos los colaboradores que han compartido su investigación y experiencias; y gracias a ti, lector. ¡Que disfrutes la lectura!