Cada día, una media de 1.500 jóvenes nepalíes viajan a distintos destinos en busca de mejores ingresos y oportunidades de empleo. La migración económica al extranjero da forma al paisaje socioeconómico del país. La contribución de la migración laboral a la economía de Nepal ha sido fundamental desde hace mucho, con buena parte del PIB del país sostenido por las remesas que envían los trabajadores migrantes. Nepal recibió un total de 8.790 millones de dólares (según el Nepal Labour Migration Report de 2020) en 2018-19, cuando el presupuesto fiscal anual fue de 12.000 millones de dólares. Sin embargo, conforme los impactos del COVID-19 conducen a un aumento de los retornos de migrantes y las tasas de desempleo crecen en los países de destino, es probable que el paisaje socioeconómico del país se deteriore.
Mientras el discurso global del momento se centra en la ciencia y la inteligencia artificial, Nepal sigue teniendo dificultades para mantener los datos exactos de su población de trabajadores migrantes ausentes. Una estimación oficial gruesa sugiere que hay alrededor de 5 millones de trabajadores migrantes, con más del 90% radicados en el Golfo y Malasia. Es difícil obtener datos claros; no se incluye a los que se marcharon a India, y muchos otros están indocumentados.
Las preocupaciones generales y desafíos para los trabajadores migrantes nepalíes han sido trágicos y difíciles tanto antes como durante la pandemia de COVID-19. Los derechos y el bienestar de los migrantes han sido durante mucho tiempo ignorados por el país emisor y los receptores. Con la pandemia, la situación de los trabajadores migrantes se ha agravado, con cientos de trabajadores migrantes dando positivo en los tests y cientos de miles en riesgo de contraer el virus.
Sin embargo, no es solo es el virus el causante de sufrimiento para los trabajadores migrantes; las consecuencias del COVID-19 han tenido un fuerte impacto sobre el bienestar general de los trabajadores migrantes. En el extranjero, los trabajadores migrantes se enfrentan al desempleo y a la inseguridad financiera, al hacinamiento en las viviendas y al trabajo forzado, así como a problemas para conseguir comida y pagar el alquiler. Esto se suma a la trampa de la deuda que espera a los trabajadores en sus lugares de origen, y a la disociación familiar, que ponen a estos trabajadores en una situación de mayores riesgos para su salud física y mental, mientras siguen esperando señales de un rescate por parte del gobierno. Las muertes registradas de trabajadores migrantes por el virus se aproximan a 100, mientras que las muertes por parada cardíaca y suicidios motivados por el miedo parecen estar en alza. Mientras estas consecuencias tienen un mayor impacto que la propia pandemia, los trabajadores migrantes están esperando ansiosos poder regresar a casa y estar con sus familias en estos tiempos difíciles.
No obstante, la respuesta del gobierno nepalí a los trabajadores migrantes ha sido hostil y muy insuficiente. Como dato reciente positivo, el Tribunal Supremo de Nepal ha emitido una orden al gobierno de rescatar y repatriar a los trabajadores migrantes y reconocer su derecho al retorno como un derecho humano fundamental. Ante la presión constante de los grupos defensores de derechos humanos, incluyendo las redes de trabajadores migrantes, sumada a la orden del Tribunal Supremo, el gobierno ha declarado que rescatará y repatriará a los trabajadores con urgencia.
Mientras tanto, los países receptores tratan desesperadamente de deshacerse de los trabajadores migrantes, como demuestran la “amnistía” de Kuwait (forzando de facto a los migrantes indocumentados a marcharse) y las deportaciones forzosas de Qatar debidas a supuestas violaciones de normas internas. Recientemente, el gobierno de EAU ha ofrecido en una carta oficial al Ministro de Asuntos Exteriores de Nepal enviar a los nepalíes a casa en sus propios vuelos chárter. El Banco Mundial estima una disminución del 19,7% en las remesas enviadas a países de rentas bajas y medias, ya que un número significativo de trabajadores migrantes perderán probablemente sus empleos y se verán forzados a regresar a casa. Es probable que la caída de las remesas se mucho mayor, teniendo en cuenta los factores geopolíticos en el Golfo, incluyendo las políticas de nacionalización y los precios del petróleo por los suelos.
A pesar de la declaración de que va a rescatar a los trabajadores, el gobierno nepalí aún tiene que elaborar planes a largo plazo para los trabajadores migrantes retornados, aunque sea primordial empezar por centrase en los planes contingentes. La situación actual es solamente la punta del iceberg de un desastre que está próximo.
Teniendo en cuenta la profunda dependencia del país respecto de las remesas y la falta de alternativas posibles, la situación actual tendrá probablemente un impacto severo sobre la economía de la nación. Las remesas han provocado un “mal holandés” en la economía nacional: sus beneficios han eclipsado y han hecho evaporarse otros recursos económicos.
Es probable que aumente la tasa de desempleo, y las perspectivas de económicas anteriores a la pandemia que auguraban un crecimiento del 8,5% para Nepal, así como una reducción de la pobreza, parecen alejarse. La tasa de alfabetización podría descender con la disminución de las remesas y las inversiones en educación. Además de estas tendencias desfavorables, la capacidad adquisitiva, el acceso a alimentos nutritivos y la tasa general de pobreza podrían verse negativamente afectados. De la misma forma en que las remesas han jugado un papel crucial en la mejora de estos indicadores sociales, la caída de las remesas y la falta de otra fuente de ingresos que las reemplace a nivel nacional podrían provocar impactos económicos y sociales a gran escala en Nepal.
En cuanto a las restricciones presupuestarias, el gobierno podría utilizar la cantidad acumulada en el fondo de bienestar del empleo extranjero, que fue creado con el objetivo de proporcionar seguridad y bienestar a los trabajadores migrantes. Como respuesta de emergencia, el importe acumulado podría destinarse a planes de rescate y repatriación.
Basándose en experiencias anteriores, Nepal también debería prepararse para defender el número masivo de casos que probablemente se abran contra los empleadores en los países de destino a propósito de las violaciones de derechos laborales, como remuneraciones pendientes, indemnizaciones por despido, compensaciones por las vacaciones que no se tomaron, seguridad social y devoluciones de seguros. Teniendo en cuenta el cierre de negocios e incluso de las autoridades responsables, es probable que los trabajadores migrantes regresen a casa con las manos vacías.
Es evidente que si no se emplea la estrategia adecuada ante la actual pandemia, países emisores como Nepal serán con seguridad testigos de una catástrofe económica y social intensificada y potencialmente permanente.
Anurag Devkota
Anurag Devkota es abogado de derechos humanos, especializado en migración laboral y radicado en Nepal. Se graduó en derecho (LLM) e imperio de la ley para el desarrollo (PROLAW) en la Universidad de Loyola en Chicago, con una beca Gates. Como defensor de la migración laboral, Anurag Devkota ha impulsado cambios progresivos en la gobernanza general de las migraciones en Nepal, a través del éxito de litigaciones estratégicas como asegurar el derecho al sufragio de los trabajadores migrantes o establecer la obligación del gobierno de actuar con la diligencia debida ante la muerte de trabajadores. También ha escrito columnas sobre cuestiones contemporáneas de migración laboral y es profesor en la Facultad de Derecho de la Chakrawarti HaBi Academy, Universidad de Purbanchal.