Imagen del Banco Asiático de Desarrollo en Flickr.
“Putinka” suele referirse a un vodka de procedencia rusa, pero en un pueblo armenio llamado Lijq la gente usa el término para referirse a un distrito de nueva construcción. Un residente de Putinka explicó que lo llamaron así en honor a Vladimir Putin, ya que el distrito fue construido con el dinero traído desde Rusia por migrantes estacionales. En este pueblo de 5.277 habitantes, el trabajo estacional es la principal fuente de ingresos para la mayoría de familias: el 90% de los hombres de entre 20 y 60 años se marchan regularmente a Rusia en el mes de marzo, sobre todo para trabajar en el sector de la construcción. En diciembre, cuando termina la temporada de la construcción, estos migrantes regresan a Armenia. Este ejemplo no es una excepción: los migrantes envían unos 1900 millones de dólares anuales en remesas a Armenia, que sirven como principal fuente de ingresos para aproximadamente un tercio de la población armenia.
El brote de la pandemia de coronavirus ha dejado a los migrantes estacionales en una situación muy vulnerable, ya que muchos de ellos se vieron obligados a regresar a Armenia o no pudieron marcharse a trabajar a Rusia. “Las fronteras están cerradas, yo trabajo en el extranjero durante seis meses para resolver los problemas de mi familia durante el año. ¿Cómo se supone que vamos a vivir ahora?”, se preguntaba Armen, un trabajador estacional de la región de Gegharqunik. En respuesta a esta situación, el gobierno armenio ofreció préstamos sin intereses y solicitó que los migrantes estacionales que se encuentren ahora en Armenia presenten información sobre sus profesiones a las agencias gubernamentales pertinentes para encontrar oportunidades de trabajo adecuadas en el país.
A través de entrevistas en profundidad con migrantes retornados y líderes comunitarios en la región de Gegharqunik, analizamos las nuevas prácticas y estrategias laborales alternativas de los migrantes laborales retornados, en particular hasta qué punto los migrantes retornados emplean las destrezas profesionales, nuevas cualificaciones y experiencias adquiridas en el extranjero de vuelta en su tierra. Como resultado, ofrecemos cuatro escenarios basados en las estrategias de los migrantes estacionales para hacer frente a la pandemia, que nos permiten hacer predicciones tempranas sobre si el restablecimiento de condiciones laborales favorables en el país receptor afectará a los movimientos migratorios en Armenia.
“No aprendí una nueva profesión en Rusia”
La mayoría de los migrantes respondieron que habían estado haciendo trabajos no cualificados en Rusia durante años y no habían adquirido ninguna práctica profesional nueva. Armen es un migrante que ha trabajado en Rusia durante 5 años en el sector de la construcción: “Rusia no me ha dado nada en cuanto a aprender una profesión nueva”. Según el líder de la comunidad, la única posibilidad que les queda a estos migrantes es comprar tierras y dedicarse al trabajo agrícola, ya que la mayoría no creen que trabajar en el sector de la construcción en Armenia sea rentable. Las entrevistas revelan que estos migrantes están simplemente esperando a que se reabran las fronteras porque quieren regresar a Rusia a trabajar.
“He aprendido una nueva profesión, pero no tengo dónde aplicarla”
Tigran y Ashot son dos hermanos que llevan trabajando en Rusia 9 años. No recibieron ninguna educación profesional antes de migrar. Después de trabajar en el sector de la construcción durante varios años estudiaron carpintería, pero hay poco demanda para este trabajo en su pueblo. Quieren aprovechar las posibilidades que ofrece el gobierno para trabajar en ciudades cercanas, pero esto cuesta más dinero: “La única área de empleo para nosotros es la agricultura, podemos cultivar cereales, patatas… sin embargo, es difícil para nosotros, que somos jóvenes, conectar con la tierra”. Según el alcalde, hay muchos profesionales cualificados como ellos en Lijq, y si el pueblo recibe más inversiones u ofrece más posibilidades de empleo, estos migrantes contribuirán a la prosperidad de la comunidad. Si no, es más probable que vuelvan a recurrir al trabajo estacional en Rusia.
“Gracias a migrar, me he convertido en un professional cualificado y ahora puedo sostener a mi familia en mi país”
Varios migrantes han valorado positivamente el impacto de la migración sobre su progreso profesional y la posibilidad de aplicar su desarrollo profesional en su tierra. Los entrevistados que indicaron haber adquirido una nueva profesión o haber mejorado sus destrezas en el extranjero creen que han aumentado sus posibilidades de encontrar un trabajo en su tierra y ganar independencia económica. Mariam recibió una oferta de un conocido para trabajar como limpiadora en un restaurante de Moscú hace 6 años y decidió migrar a Rusia. Sin embargo, como explica: “Me di cuenta de que las condiciones de trabajo intensivo no eran para mí, así que empecé a estudiar peluquería. Debido al coronavirus, los salones de belleza estaban cerrados y tuve que regresar a Armenia”. El gobierno armenio le permitió alquilar un espacio y abrir su propio salón de belleza. En el momento de la entrevista, Mariam estaba aún preparando la apertura del salón, y esperaba poder llevar su negocio después de que se levanten las restricciones del coronavirus en Armenia. Mariam y otros migrantes en una situación parecida tienen más posibilidades de quedarse en Armenia, abriendo sus propios negocios o trabajando en distintas empresas después de que Rusia reabra sus fronteras.
“El coronavirus me obligó a hacer negocios”
Aram, que trabajaba como ingeniero en Rusia, nunca pensó en abrir un negocio. Sin embargo, después del cierre de la empresa en la que trabajaba en Rusia, regresó a Armenia. Él y su familia pasaban por dificultades económicas y Aram se planteó abrir un pequeño negocio. Como resultado, instaló un invernadero donde cultiva y vende verduras. Aunque este escenario positivo no es un resultado muy común, algunos migrantes indicaron que la inestabilidad actual les hizo pensar en labrarse un futuro en Armenia.
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Se ha documentado que algunos migrantes estacionales encontraron un quinto escenario: rutas alternativas para llegar a Rusia a pesar del cierre de las fronteras. Primero vuelan a Minsk y luego alquilan un taxi hasta Moscú, poniéndose a sí mismos en riesgo desde el punto de vista legal, social y sanitario.
El análisis de las entrevistas muestra que Armenia debería esforzarse para crear nuevas oportunidades de empleo, especialmente en los sectores agrícola y de la construcción, así como ayudar a los migrantes retornados a desarrollar nuevas habilidades. Esto haría posible evitar las rutas de migración no seguras y el aumento de la tasa de desempleo entre los migrantes retornados. En este caso, podría ser tal vez posible hablar de un sexto escenario en el futuro: construir un distrito con nombre local al lado de Putinka.
Nare Galstyan
Nare Galstyan se especializa en los estudios sobre migraciones y diáspora, y da clase en la Universidad Estatal de Brusov. Obtuvo un Doctorado en Sociología y Metodología de la Investigación Social por la Universidad de Milán y la Universidad de Turín (Italia) en 2019.
Mihran Galstyan
El Profesor Mihran Galstyan es etnógrafo, investigador jefe y director del Departamento de Etno-sociología del Instituto de Arqueología y Etnografía de la República de Armenia. Ha escrito cuatro libros y alrededor de 40 artículos sobre temas relacionados con la migración en Armenia.