Reseña del libro Digital identities, virtual borders and social media: A panacea for migration governance?
MAGDA RODRÍGUEZ DEHLI | 14 AUGUST 2021 | ROUTED Nº16 | TRADUCIDO DEL INGLÉS POR LA AUTORA
Digital identities, virtual borders and social media: A panacea for migration governance?
Editado por Emre Eren Korkmaz. 2021. Cheltenham, Reino Unido & Northampton, MA, EE.UU.: Edward Elgar Publishing. 150 páginas.
Autores: Deniz Yetkin Aker, Roxana Akhmetova, Johanna Bankston, Margie Cheesman, Erin Harris, Emre Eren Korkmaz, Abdullah Mohammadi, Ruta Nimkar, Emily Savage, Aiden Slavin.
“La tecnología sigue siendo una esfera de lucha política”, anuncia la introducción de Digital identities, virtual borders and social media: a panacea for migration governance? (“Identidades digitales, fronteras virtuales y redes sociales: ¿una panacea para la gobernanza de las migraciones?), recordándonos que la tecnología no está necesariamente imbuida de objetividad, especialmente en el ámbito de las migraciones. A través de seis oportunos capítulos, los autores y autoras de esta obra colectiva analizan tecnologías de identidad e identificación, “fronteras inteligentes” y otras aplicaciones de la inteligencia artificial (IA), los usos de las redes sociales por parte de migrantes y pasadores, y las motivaciones de la actitud en internet. Separándose tanto del pesimismo resignado como del tecnochovinismo, este libro aborda desarrollos recientes e históricos de la tecnología, alerta de las potenciales violaciones de derechos humanos y señala formas posibles de mejorar la gestión pública y privada de herramientas tecnológicas en relación con las migraciones.
La primera dicotomía que se plantea en el análisis es la convivencia de usos de la tecnología tanto empoderadores como perjudiciales para las personas migrantes.
Las redes sociales proporcionan nuevas vías para el empoderamiento y la autonomía, ya que permiten a los migrantes que están planificando su viaje obtener información de muchos otros, permanecer en contacto con sus familiares y acceder a un mercado de pasadores más seguro, sujeto a las reseñas de otros clientes y mayores demandas de transparencia. Las nuevas herramientas digitales también han beneficiado a los pasadores en la frontera entre Afganistán e Irán, facilitándoles la comunicación dentro y fuera de sus redes. Tras cruzar la frontera, la tecnología ofrece también numerosas opciones para que los migrantes y las diásporas conecten y colaboren; pueden encontrarse muchos ejemplos de estas conexiones virtuales y su impacto en el número anterior de Routed Magazine.
Por otro lado, la tecnología puede también aplicarse para mermar los derechos y condiciones de los migrantes y debilitar el sistema de pesos y contrapesos en la política migratoria. Este es el caso de la vigilancia masiva mediante drones no consentida y la minería de datos en la “frontera inteligente” estadounidense. Por su parte, los programas pilotos canadienses para tomar las decisiones en materia de asilo a través de inteligencia artificial ahondan en la discriminación de nuevos migrantes y solicitantes de asilo.
Sin embargo, la línea entre tecnologías beneficiosas y perjudiciales no es siempre clara, ya que algunas herramientas que se presentan como empoderadoras no siempre cumplen con su promesa, o incluso perjudican aún más a poblaciones vulnerables. La identificación autogestionada (“self-sovereign identification” o SSI) es una propuesta de medio de identidad digital que poseen los individuos, lo que les da una mayor autonomía respecto al estado y el potencial de ser reconocidos por otros actores aunque carezcan de documentación tradicional. La implementación descuidada, la desatención al contexto y los intereses económicos subyacentes hacen que los proyectos de SSI terminen por aumentar las desigualdades existentes y revelar los datos de los refugiados a las autoridades de las que huyen.
Los desarrolladores y las compañías tecnológicas se han convertido en nuevos intermediarios en la política migratoria. Algunos de estos actores privados están expandiendo el modelo extractivo que define al capitalismo de la vigilancia y reclamando a las poblaciones desplazadas como el nuevo colectivo a someter para la obtención de beneficios, minando sus datos mientras están en movimiento o interactuando con los servicios públicos. Otros actores privados son designados intermediarios reticentes a través de políticas y legislación como la Ley de Servicios Digitales europea, que hará a las plataformas de redes sociales responsables de vigilar el contenido ilegal y dañino.
De manera similar, los actores públicos muestran actitudes diversas a la hora de usar las nuevas tecnologías y recurrir a intermediarios para la gestión de las migraciones. Este libro destaca dos enfoques que no son mutuamente exclusivos. Aunque en algunos casos los estados y las organizaciones aprovechan la tecnología para aumentar sus capacidades de vigilancia y hacer que las poblaciones migrantes sean más “legibles” a sus ojos, otros creen que la tecnología es una panacea objetiva que automáticamente resolverá todos aquellos problemas a los que la política no ha podido dar solución. El resultado es la erosión de la responsabilidad y del Estado de Derecho, intencional o no, que afecta a los más vulnerables.
Es imprescindible prestar atención a esta dinámica, ya que los migrantes y refugiados son el canario en la mina de carbón de la disminución de derechos y la experimentación jurídica. El pasaporte Nansen, creado en 1922, es un precursor de los sistemas de identificación digital que emplean información personal para extender derechos y recursos a los refugiados, y que terminan por crear un mayor control sobre ellos. Mientras que el Pasaporte Nansen llevó al establecimiento del pasaporte internacional moderno, aún debemos esperar para ver cuál será el legado de las tecnologías de identificación contemporáneas.
La tecnología continúa extendiéndose a nuevos ámbitos, haciendo que sea difícil ofrecer una imagen exhaustiva del estado de las cosas en un momento determinado. Sin embargo, este libro logra dibujar un amplio paisaje de desarrollos tecnológicos en política migratoria, derecho, infraestructuras y comportamientos. En un formato accesible para lectores académicos y profesionales, profundiza en áreas muy diversas relacionadas con destreza. Como contrapunto, el último capítulo, dedicado a las actitudes de los votantes sobre las personas migrantes, donde el papel de las redes sociales tiene un peso reducido, resulta ligeramente disonante con el resto del libro.
En su conjunto, Digital identities, virtual borders and social media presenta una investigación sólida y escrupulosa sobre las complejidades de la tecnología en el ámbito de las migraciones. Como escribe Johanna Bankston, “las narrativas complejas no son útiles para el propósito de securitizar las fronteras”; pero resultan esenciales para entender nuestro presente y asomarnos al futuro de las fronteras y la tecnología.
La edición en eBook cuesta £20/$26 en los puntos de venta de este formato y la edición impresa puede encontrarse en la página web de Edward Elgar Publishing – o tu biblioteca universitaria más cercana.
Magda Rodríguez Dehli
Magda nació y creció en España y obtuvo un grado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid, con estancias en UCLA y el Institut d'Études Politiques de Lyon, antes de realizar un máster en Estudios Migratorios por la Universidad de Oxford. En la actualidad prepara los exámenes de ingreso en la administración pública española. Sus dos pasiones son cantar en la ducha y mantenerse al día de la actualidad política. Es editora en Routed Magazine.