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El deambular de las telas estampadas: Una breve historia de la tela “africana”

LENA HARTZ  |  14 AUGUST 2021  |  ROUTED Nº16  |  TRADUCIDO DEL INGLÉS POR MAGDA R. DEHLI
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Una selección de estampados “togoleses”. Fotografía de la autora.

El tejido estampado “africano” tiene una historia compleja. Una historia que comenzó en lo que es hoy Indonesia y los Países Bajos, para convertirse en un elemento fundamental de la identidad africana, y que hoy juega un papel creciente en Occidente y China.

 

Como explica la investigadora Anne Grosfilley, cuando los Países Bajos cedieron Flandes a Bélgica, perdieron también una importante región para el sector textil. Por ello, buscaron una forma de reavivar su industria textil para ser competitivos frente a la industria del algodón, en auge. La encontraron en las Indias Orientales Neerlandesas, hoy Indonesia. Los neerlandeses intentaron copiar su técnica tradicional del batik, industrializarla y vender una copia más barata a la colonia. Sin embargo, los indonesios no quedaron muy convencidos con las copias neerlandesas y prefirieron seguir comprando las prendas hechas a mano por un método tradicional que ahora forma parte de la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

 

Los neerlandeses encontraron un mercado para sus copias de los diseños indonesios en África Occidental. Muchos hombres de la región, sobre todo ghaneses, habían sido reclutados por el ejército para luchar en Java y habían traído de vuelta sarongs, por lo que ya existía un gusto por las telas indonesias. Desde finales del siglo XIX, África Occidental pasó a ser el centro de una floreciente industria de telas estampadas. Ghana fue el primer puerto clave para las imitaciones neerlandesas, pero la capital del pequeño país vecino, Togo, pronto se convirtió en el epicentro del comercio de telas estampadas, atrayendo a compradores de toda la región.

 

Las telas estampadas han pasado a formar parte del paisaje cultural de África Occidental. Hombres y mujeres se visten con esta tela, decorada con diseños tradicionales o innovadores. Los diferentes estampados y la calidad de las telas varían en función de la identidad de su portador, su posición social o estado civil. Curiosamente, aunque la tela estampada suele verse hoy como algo típico de África Occidental, muchos africanos la consideran un símbolo cosmopolita.

 

Hoy en día, en Dakar la gente sigue prefiriendo comprar tela estampada que “viene” de Lomé (aunque está hecha en China). Las mejoras vendedoras de tela estampada de Lomé, llamadas “Nana Benz”, han sido reemplazadas por las “nanettes”, mujeres que viajan a Hong Kong, China, Tailandia y otros países asiáticos para importar no solo tela, conocida como “imi-wax”, sino también zapatos, bolsos y joyas. Un volume creciente de telas son hoy copias de copias procedentes de China. Con frecuencia, son las únicas que la mayoría puede permitirse.

 

En Francia, los inmigrantes de primera generación son menos propensos a vestirse con telas estampadas, en un esfuerzo por integrarse, y solo las lucen en ocasiones especiales, como para ir al templo los domingos o los viernes. Sin embargo, para los descendientes de los inmigrantes de África Occidental, la tela estampada es un vínculo con su imagen del lugar de origen familiar. Conforme las telas estampadas se integran cada vez más en las tendencias de moda, muchas más personas de ascendencia africana se encuentran cómodas luciéndolas en contextos occidentales. La tela estampada es la prenda más utilizada en la diáspora, ya que en el extranjero no representa una jerarquía social y puede llevarse en cualquier ocasión, a diferencia del kente, por ejemplo.

 

Las telas africanas no solo han llegado a Europa de la mano de la diáspora. En Senegal, los “toubabs” o blancos son grandes entusiastas de los colores brillantes y los diseños de las telas estampadas. No solo compran prendas, sino también zapatos, accesorios, joyas, bolsos, señales de libros, libretas, juguetes y otros artículos, todos hechos con telas estampadas. Un número creciente de diseñadores occidentales usan también estas telas estampadas. En Europa, por ejemplo, las “estampados africanos” han pasado a formar parte de colecciones catalogadas como “ethnic-chic”.

 

A algunos les preocupa que las telas estampadas, que consideran importaciones, desplacen a otras telas hechas a mano, más tradicionales, como el kente, el bogolán de Mali o el índigo mauritano. Sin embargo, algunos diseñadores que también fabrican para el mercado toubab han empezado a utilizar las telas más tradicionales de África Occidental en sus diseños. Por ejemplo, la última colección de Rama Diaw utiliza índigo mauritano y a muchos diseñadores de interiores les gusta usar tejidos tradicionales.

 

La migración continua de los estampados ha imbuido a las telas de significado y simbolismo a lo largo de los últimos 150 años, ilustrando los complejos vínculos creados por la historia colonial. El comercio y la globalización siguen conectándonos, como demuestra la travesía actual de la “tela africana”.

Lena

Lena Hartz

Lena creció en Luxemburgo. Realizó un máster en Relaciones Internacionales y Literatural en un Contexto Mundial en la Universidad de Aberdeen y pasó un curso en la Universidad China de Hong Kong. Durante su master en Estudios Migratorios en la Universidad de Oxford, su investigación se centró en las políticas migratorias y de desarrollo de la UE en África Occidental y sus raíces coloniales. En la actualidad trabaja en Senegal para la agencia de cooperación al desarrollo luxemburguesa y está terminando un máster en Ética y Justicia Global. En su tiempo libre, a Lena le encanta viajar, leer y hacer voluntariado con su grupo scout local. Lena es editora en Routed Magazine.

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