Fotografía de today mynews en Flickr.
Cuando India anunció abruptamente y de improviso el confinamiento y suspendió la mayoría de las actividades económicas, aparecieron nuevas diferencias entre la población que puede pasar la cuarentena en sus casas y los que no, mostrando rechazo y apatía hacia los trabajadores migrantes. Esta pandemia, a diferencia de otras, se ha transmitido desde arriba. El virus llegó a India sobre todo a través de indios que regresaron del extranjero en los meses pasados. No fue una enfermedad que comenzase a extenderse desde los insalubres suburbios rurales y urbanos en India. El impacto del virus pone de manifiesto la división de clase, ya que quienes transmiten el virus no son los más afectados por él. Las imágenes terribles de miles de trabajadores migrantes demuestran lo devaluadas que están sus vidas, abandonados en las estaciones de autobuses o rociados con desinfectante al llegar a sus lugares de origen, incluso perdiendo la vida de camino a casa.
Trabajadores migrantes no agrícolas: Precariedad del trabajo y vulnerabilidades
La mayoría de los trabajadores migrantes en India realizan lo que se conoce como migración interna estacional y circular, dentro del territorio de India, entre unos estados y otros. De acuerdo con los datos de 2007-08 de la National Sample Survey Organisation, constituyen una población de 156 millones. Este artículo se centrará en un grupo específico dentro de esta población, los trabajadores migrantes no agrícolas (unos 45 millones), de los cuales el 25-30% residen en la actualidad en áreas rurales, y el resto en áreas urbanas y periurbanas.
Los trabajadores migrantes en India que desempeñan trabajos informales, y especialmente los que trabajan en el sector no agrícola, no suelen tener seguridad laboral, prestaciones de la seguridad social ni contratos formales de trabajo, mientras que son víctimas de condiciones durísimas de trabajo en obras, fábricas de ladrillos, etc. En la composición social de esta población predominan las castas y tribus registradas y las minorías religiosas. Para la mayoría de los trabajadores estacionales, su casta les impide el acceso en igualdad a los derechos de ciudadanía en su lugar de nacimiento. Además, cuando trabajan en un estado donde el idioma que se habla no es su lengua nativa, las barreras comunicativas aumentan la fragmentación social. Terminan por convertirse en “ciudadanos de ninguna parte”, aunque la economía se paralizaría sin ellos. En la población de migrantes interestatales también predominan las mujeres solteras o viudas y familias sin hijos. Aunque no es posible capturar estadísticamente esta heterogeneidad, las variadas vulnerabilidades que la acompañan son evidentes.
El Gran Confinamiento Indio
El confinamiento en India ha desencadenado un éxodo inmenso por todo el país, a pesar de las limitaciones que afrontan los migrantes, como las vallas entre los estados. Esto les ha impedido regresar a sus pueblos donde podrían al menos recurrir a la agricultura de subsistencia. La respuesta del gobierno indio y su discurso restringiendo el movimiento de los trabajadores migrantes y llevándolos por la fuerza a campamentos refugio derivan de un planteamiento castista y clasista que entiende que los trabajadores migrantes se dedican al “trabajo sucio” y son por tanto una amenaza para la salud pública.
No obstante, ha habido mucho movimiento de unos estados a otros, sobre todo a pie. Los trabajadores que consiguieron completar su viaje a casa también se están encontrando con discriminación por parte de los vecinos de sus pueblos, a causa de su casta. Los datos oficiales sitúan el número de trabajadores migrantes que retornan a sus hogares en 0,8 millones, pero las cifras informales estiman que son al menos 3 millones. Según investigación recientes, más de 740 personas han fallecido en India desde que se estableció el confinamiento debido a razones distintas a la enfermedad. El incidente más trágico se dio cuando dos grupos de 5 y 16 personas fueron atropellados por trenes, tras haberse dormido sobre los raíles después de una caminata agotadora.
El gobierno afirma que 9,8 millones de trabajadores migrantes están en campamentos refugio, donde se les proporcionan comidas diarias. Además, unos 5,5 millones están bajo asistidos por los gobiernos de los estados, 3 millones por las ONG y 1,5 millones por sus empleadores respectivos. Muchas de estas personas fueron llevadas a los campamentos refugio por la fuerza cuando estaban regresando a sus casas.
Aún así, un alto porcentaje de esta población no ha podido ni regresar ni cobijarse en campamentos refugio. Al menos 25-30 millones de trabajadores siguen viviendo en sus lugares de trabajo o cerca de estos. El 60-65% de los migrantes circulares y estacionales viven en sus lugares de trabajo o en construcciones temporales en las inmediaciones de estos. Cuando las tiendas y oficinas cierran, los espacios habitables quedan reducidos. Alrededor del 25-30% viven en lugares alquilados, donde quedan también en una situación de vulnerabilidad porque muchos propietarios se han vuelto muy estrictos con los alquileres por miedo a la transmisión de la enfermedad. El 10% restante vive en espacios públicos como estaciones de tren, aceras o terrenos públicos y dependen de las infraestructuras públicas para conseguir agua potable, por ejemplo. Estos son los más vulnerables, porque ahora han perdido el acceso a lo más indispensable para sobrevivir.
La respuesta del gobierno ha sido lamentable en toda la crisis en general, pero especialmente respecto a los problemas de los trabajadores migrantes. Las ayudas en forma de transferencia de dinero a través de Pradhan Mantri Garib Kalyan Yojana, Jan Dhan Yojana, así como el Sistema Público de Distribución (PDS) discriminan a los migrantes de corto plazo por varias razones, una de ellas que carecen de carnets de identidad gubernamentales como Aadhaar, obligatorio para conseguir las prestaciones, o que no tienen tarjetas de débito para obtener el dinero aunque les sea depositado en sus cuentas bancarias. El gobierno central anunció trenes especiales para que los trabajadores migrantes regresaran a sus hogares después de 40 días de confinamiento, pero la situación ha sido caótica, y los gobiernos estatales han seguido estrategias diferentes. Los trabajadores migrantes de Odisha no pueden viajar a sus casas porque no tienen un carnet Aadhaar. Paradójicamente, no pudieron registrarse en Aadhaar porque estaban lejos de sus pueblos por motivos de trabajo. El gobierno de Karnataka anunció que no facilitaría el regreso de los trabajadores migrantes a sus casas porque su trabajo era necesario para volver a poner en marcha la economía. Esta declaración provocó muchas críticas y la medida ha sido suspendida por el momento. Tamil Nadu ha empleado a la policía para “persuadir” a los trabajadores de que volviesen a sus campos de trabajo. Uttar Pradesh ha suspendido casi toda la legislación laboral durante un periodo de tres años para estimular las inversiones. Esto no es sino un ataque a los derechos fundamentales de los trabajadores.
La salida
Los trabajadores migrantes han sido tratados como un daño colateral en los esfuerzos para mitigar la crisis, pero esto tiene que cambiar. Es necesario que se anuncien paquetes de ayudas mucho más amplios. Debería proporcionarse un mínimo de 7000 rupias a cada hogar, además de raciones de alimentos gratuitas para al menos el 80% de los hogares indios durante los próximos tres meses. Las políticas deben tener en cuenta que cuando la crisis de la pandemia se atenúe, muchos trabajadores migrantes no tendrán trabajo durante la práctica totalidad del próximo año financiero. Es necesario que se extienda la Ley de Garantía de Empleo Rural, y que se presente la de Garantía de Empleo Urbano. Las protecciones sociales, como las garantías de ingresos mínimos, deben estar disponibles para todos, incluyendo revisiones médicas periódicas, condiciones de vida dignas, agua y saneamiento, acceso al Seguro Estatal para Empleados, el Fondo de Previsión, etc. Es necesario que se organice un transporte gratuito para que todos los trabajadores migrantes puedan regresar a casa.
A largo plazo, hay una necesidad urgente de modificar las prioridades de gasto gubernamental, prestando mayor atención a las vidas y sustentos de los trabajadores migrantes y garantizándoles salarios regulares. Debería haber una política migratoria integral que asegure que los trabajadores migrantes tengan acceso a medios básicos de vida y subvenciones de viaje para los traslados entre sus hogares y las ciudades. Es lamentable que, incluso después de haber albergado el mayor flujo migratorio de la historia durante la Partición de 1947, India no priorice las necesidades de sus migrantes.
Debarati Choudury
Debarati Choudhury investiga sobre políticas públicas y conflicto social. Su área de estudio se encuentra en la intersección entre casta, clase y género y las vulnerabilidades asociadas a estos en el contexto singular de India.