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“Regresar es mucho más difícil que marcharse”: Relatos de brasileños altamente cualificados que trabajan en Alemania y (no) irán “a casa” en vacaciones

DANIEL BRAGA NASCIMENTO  |  19 DE DICIEMBRE 2020  | ROUTED Nº13  |  TRADUCIDO DEL INGLÉS
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Imagen de Joshua Woroniecki en Pixabay.

¿Qué emociones sientes al visitar tu país de origen? ¿Qué sentimientos te produce regresar y reencontrarte con tus familiares, conocer la situación política, la economía? Este artículo explora el relato de dieciséis brasileños altamente cualificados que viven y trabajan en Alemania. El estudio fue realizado entre marzo y abril de 2020 en once ciudades y seis estados de Alemania diferentes. Este artículo se centra en los testimonios de los entrevistados acerca de “ir a casa” y “regresar”. Desde la política hasta el COVID-19 pasando por la pertenencia y la familia, sus relatos muestran los diferentes impactos de planificar una visita o volver a casa.

 

Anteriormente, las investigaciones han señalado que “si queremos desentrañar y entender las complejidades sociales, económicas, políticas y experienciales de la movilidad y la pertenencia humanas, es necesario centrarnos también en las emociones”. Así, las emociones ocupan (y merecen) una posición muy importante en la movilidad humana. Los investigadores han concluido que “lejos de ser una dimensión secundaria o irrelevante de la movilidad […], las afecciones y la emoción son aspectos centrales de la migración internacional”.

 

Normalmente vamos a casa a visitar a parientes, amigos y familia. Es el momento de enterarnos de lo que ocurrió mientras estábamos lejos, ver qué cambió en nuestro lugar de origen y reflexionar sobre lo que queda después de migrar a otro país. Cuando pregunté a mis informantes sobre Brasil, algunos marcaron una diferencia clara entre la saudade de sus familias y la saudade de Brasil como país. Todos ellos mencionaron echar de menos a su familia, pero algunos dijeron que no extrañaban Brasil. Un participante relató:

 

“Cuando volvía de visita a Brasil, cuantos más años pasaban, más me decepcionaba Brasil. Normalmente iba una vez al año. En general, tenía una idea positive, pero tan pronto como llegaba al aeropuerto y veía todos los problemas que tenemos en São Paulo —ya en el autobús viendo los atascos de tráfico, atascado en el tráfico durante una hora—, entonces llegaba la decepción”. (Ney)

Una de las razones para no regresar destacadas en las entrevistas eran los problemas políticos:

“[…] el problema no es solo el presidente. La sociedad está dividida […] Conociendo la historia de la extrema derecha y la historia de lo que ocurrió en Alemania, veo a la gente haciendo chistes con cosas que no son aceptables. La extrema derecha es algo de enorme importancia, y eso no lo entienden allí. El sentimiento que yo tengo es que allí no se lo toman tan en serio”. (Ney).

Ser mujer y migrante también generaba preocupaciones sobre visitar el país de origen y los vínculos que los futuros hijos tendrán con el país. Nara dijo:

“Pensamos en volver una vez que tengamos hijos, cuando sean pequeños, porque quiero que ellos sean también brasileños. Pienso en este estilo humano cálido que no se puede explicar, solo vivir. Es difícil explicárselo a alguien que no es de Brasil. Esto es algo que quiero transmitir a mis hijos cuando los tenga”. (Nara).

 

Para Leny, cuando pasas mucho tiempo sin visitar tu país de origen, regresar conlleva problemas de pertenencia.

 

“Pasé demasiado tiempo fuera de Brasil por aquel entonces, algo que ya no hago. Sentí que aquel ya no era mi lugar. Todo allí hace ruido. La gente te toca. No te acostumbras a nada. Te sientes como un pez fuera del agua. ¿Cómo puedo sentirme como un pez en el agua si estoy en mi ciudad natal? Lleva algo de tiempo acostumbrarse a todo otra vez. Ahora que voy más a menudo, me encontré con el choque por primera vez. Es difícil. Regresar es mucho más difícil que marcharse”. (Leny).

 

Los sentimientos de culpa también estaban vinculados a la familia y a estar lejos en el extranjero. Nara dijo que se sentía culpable a veces por estar lejos de sus padres:

 

“Especialmente ahora que mis padres se están hacienda mayores. Por supuesto, la pregunta siempre surge: ¿Es justo que me vaya ahora? ¿No debería estar cerca de ellos? No sabemos hasta cuándo van a estar ahí, y este sentimiento me preocupa. También lo hablo mucho con ellos: ¿debería volver? ¿Estáis bien?” (Nara). 

La idea de volver a “casa” también provocó reflexiones sobre lo que era el “hogar” para los entrevistados. Vinicius consideraba que su casa estaba en Alemania: “Me siento en casa donde vivo. La primera vez que vine a Alemania, extrañé Brasil. Pero ahora, cuando estoy en Brasil, echo de menos esto”. Frank dijo:

“Mi casa está aquí [Alemania]. Aquí es donde vivo ahora. Creo que el hecho de que elegí estar aquí lo convierte en mi hogar. No fue algo impuesto: fue una elección. Vine aquí no porque lo necesitaba sino porque yo quise. Brasil es nuestro segundo hogar. Es un lugar al que probablemente puedo regresar en algún punto; es donde están nuestras raíces”. (Frank).

 

Uno de los entrevistados hizo la siguiente reflexión acerca de visitar a su hijo en Brasil y el papel de la tecnología:

“Desde el momento en que firmé mi contrato [en Alemania], cada media hora pienso en él, hablo con él todos los días por vídeo, y pasamos el día hablando por WhatsApp, pero incluso con todo esto, cada tres meses mi mujer dice: ‘tienes que ir [a Brasil]’. Aunque digo que es llevadero, es una saudade constante”. (Caetano).

 

Elis conoció a su marido en Alemania cuando vino a estudiar. Ahora tienen un bebé, y su plan es quedarse en Alemania, aunque su marido —que ya visitó su ciudad natal en Brasil— dijo que él podría vivir allí. Elis explicó que le dijo:

 

“[…] lo estás viendo con ojos de turista. Dices esto porque yo te estoy llevando, porque yo sé que no podemos ir por ese lado o por el otro porque es peligroso. Después de todo, allí es probable que nos roben o algo así. Incluso le hicieron una oferta de trabajo aquí. Y yo dije que no. Porque creo que no es una cuestión de dinero. Es una cuestión de seguridad. Vives bien, pero vives en una cárcel, en un bloque de apartamentos privado, en una escuela privada, con un buen seguro sanitario privado. Ya sabes, nada más. La diferencia más relevante es que allí en Brasil puedes hacerte rico. Aquí no. Esta discrepancia está clara. Pero aquí tienes algo que no tienes allí, que es seguridad y libertad”. (Elis).

 

En el caso de Elis, es interesante ver que una visita al país de origen le dio a su compañero la idea de vivir allí, y reflexionar sobre las diferencias entre ver el país como persona autóctona o como turista de visita.

 

Por ultimo, la pandemia afectó a uno de mis entrevistados, que señaló que no había podido regresar a Brasil al principio de la pandemia porque su beca se cancelaría si lo hiciese y no podría volver a Alemania. El COVID-19 y el cierre de fronteras y la inestabilidad de las regulaciones hizo que muchos migrantes planificaran sus visitas de manera diferente, cancelasen vuelos y pospusiesen los reencuentros. Volver a casa depende ahora de cuándo terminará la pandemia o de qué privilegios o restricciones tienes en función de tu empleo en el extranjero o tu pasaporte.

 

Ir a casa de visita siempre es un proceso emocional intenso. Surgieron muchas preguntas cuando mis entrevistados fueron a “casa”: ¿es posible volver a vivir allí? ¿Es este mi lugar? ¿Es justo estar lejos de mis padres? ¿Acaso merece la pena estar tan lejos? Este breve retrato no representa a la mayoría de los brasileños altamente cualificados en Alemania, pero apunta a cuestiones importantes sobre lo que una visita a casa puede evocar dentro de esta muestra. La pertenencia, el hogar, la culpa, la saudade y otras emociones estuvieron entre las cuestiones que se plantearon durante sus visitas. Como dijo uno de los entrevistados: regresar es mucho más difícil que marcharse.

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Daniel Braga Nascimento

Daniel Braga Nascimento es investigador asistente y estudiante de doctorado en la Cátedra de Derechos Humanos y Derecho Migratorio en la Universidad de Erlangen-Nuremberg. Daniel es jurista y ha realizado dos máster: el primero, un Máster de Derecho en la Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS-Brasil) y el segundo, un Máster Europeo Erasmus Mundus en Migración y Relaciones Interculturales (emmir.org).

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