Por Jimmy Hendry Nzally | Número 22
El discurso de la descolonización ha resurgido en los debates contemporáneos. Esto se debe a la creciente presencia y discriminación de los afroeuropeos en Europa. Se calcula que la población afroeuropea ronda los 15 millones. Se estima que en 2020, más de 250.000 congoleños vivían en Bélgica, el país en el que me centraré. Los afrobelgas son generalmente afrodescendientes, de la diáspora africana y personas que fueron secuestradas por Bélgica cuando eran niños. Los métis son niños mestizos (de padre belga y madre africana) que fueron raptados por los colonizadores y misioneros belgas en el Congo, Ruanda y Burundi.
En 2019, el Parlamento Europeo votó a favor de abordar el racismo estructural al que se enfrentan los afroeuropeos. Como informó Politico, esta resolución "fue respaldada por 535 votos a favor, 80 en contra y 44 abstenciones". Por ello, este artículo ofrece una perspectiva crítica sobre los afroeuropeos en el contexto de la descolonización en Bélgica. ¿Hasta qué punto participan los descolonizados en el discurso de la descolonización?
¿Qué es entonces la descolonización? En pocas palabras, es "desvincularse" del colonialismo. Para Jan Jansen y Jurgen Osterhammel, la descolonización puso fin al dominio del imperio instituido por los colonizadores y, por tanto, dio origen a Estados independientes, puso fin al uso de la jerarquía racial como ideología política aceptada y, a su vez, dio origen a un nuevo orden mundial. Por lo tanto, la descolonización pretende marcar una nueva era para el gobierno no racial. Según Achille Mbembe, implica las experiencias de los países colonizados. Sin embargo, lo que falta en gran parte del discurso decolonial son las voces afroeuropeas.
Existen notables intentos por parte de Bélgica para reconciliarse con su pasado colonial. La visita del Rey de Bélgica en 2022 al Congo es un buen ejemplo, en donde ha sido ampliamente citado expresando su "más profundo pesar" (en una carta al Presidente congoleño Felix Tshisekedi de 2020). Su visita fue seguida ese mismo año por la devolución del diente del líder asesinado panafricanista Patrice Lumumba, quien fue primero en ocupar el cargo de Primer Ministro del Congo. Su cadáver fue disuelto en ácido y un policía belga conservó uno de sus dientes como trofeo. Se ha bautizado una plaza en su honor en Bruselas, en la Porte de Namur, junto a Mantonge, conocido como el "barrio africano".
Los afrobelgas, aunque a pequeños pasos, están obteniendo reconocimiento. Algunos ejemplos notables incluyen a Pierre Kompany, quien en 2009, fue electo como el primer alcalde negro en Bélgica; Wouter Van Bellingen, belga de origen ruandés, quien se convirtió en 2007 en el primer concejal negro de Flandes; y en 2009, Assita Kanko, belga-burkinabé, fue elegida diputada del Partido Europeo. Sin embargo, como subraya el informe Unia de 2022 del Centro Interfederal de Igualdad de Oportunidades, los afrobelgas siguen sufriendo los efectos del racismo colonial y poscolonial.
Esto se debe a que "el color de la piel sigue siendo con demasiada frecuencia un problema en la sociedad belga". Recientemente, tras dos años de trabajo, la Comisión Parlamentaria belga sobre el pasado colonial de Bélgica no llegó a ninguna conclusión, ni siquiera a una recomendación de disculpa o reparación.
Por tanto, es innegable que queda mucho por hacer. En particular, es necesario abordar la imagen negativa de África y la falta de representación de los afrobelgas. Un punto destacado es la representación de los africanos en el Museo Real de África Central, de propiedad estatal, que sigue perpetuando los estereotipos coloniales. Incluso la ubicación del propio museo es problemática. Se encuentra en Tervuren, donde antiguamente se recreaban aldeas africanas para su exhibición como parte del brutal e inhumano proyecto colonial del Rey Leopoldo II.
El hecho de que no haya ninguna representación de los horrores del colonialismo del rey Leopoldo y de Bélgica en el museo y la falta de acceso de los afrobelgas dificultan la plena descolonización de Bélgica. Un activista subrayó que "hay muchas colecciones de arte que el Estado belga mantiene alejadas de los negros al restringir el acceso". Ni siquiera los métis (mestizos) tienen acceso a los archivos coloniales, lo que les impide conocer a sus familias y antepasados, a pesar de la aprobación de una propuesta legislativa del Partido Socialista Francófono.
Cuando se renovó el museo en 2013 y se esperaba su reapertura en 2017, se creó un comité en donde se nombraron e incluyeron a algunos académicos afrobelgas, pero tuvieron que firmar acuerdos de confidencialidad. Posteriormente, el comité dejó de reunirse porque no se escuchaban sus voces. Si se considera que este museo debe hablar por los afrobelgas, ¿cómo es que se les niega el acceso a su historia archivada? La descolonización no puede producirse hasta que los colonizados compartan sus propias historias.
El museo alberga "una de las mayores colecciones de arte africano del mundo". Está documentado que el 80% del patrimonio africano ha sido llevado a Europa. Evidentemente, estos artefactos y otros fueron adquiridos en gran parte mediante el uso de la fuerza en periodos de colonización e incluso en la época poscolonial.
La descolonización amplifica las demandas de justicia e igualdad en Europa, América y otros lugares. Esto es lo que dio prominencia a la protesta #BlackLivesMatter (La vida de las personas negras importa) como movimiento político y social que busca poner de relieve la subyugación. En Bélgica, la protesta #BLM sacó a la luz el pasado colonial del país, inició un debate fuerte y abierto sobre el racismo contra los afrobelgas, e incitó a que las voces afrobelgas fueran escuchadas y representadas. Los afrobelgas continúan sufriendo discriminación, falta de oportunidades laborales y de reconocimiento en Bélgica.
La protesta #BLM fue una vía importante para que los afrobelgas alzaran su voz y se hicieran oír. En opinión de un responsable político (23 de mayo de 2023), "esta protesta puso de relieve nuestro dolor y sufrimiento y despertó a toda Bélgica". Se reportó que la protesta de Bruselas congregó a 10.000 personas. Concretamente, se solicitó que se derribaran las estatuas del Rey Leopoldo II. Estas estatuas ya habían sido objeto de protestas desde 2004, pero no fue hasta junio de 2020 cuando fueron vandalizadas con pintura roja para simbolizar la sangre en sus manos.
Todo esto demuestra que es necesario que las voces afrobelgas sean escuchadas y amplificadas, a nivel político y económico. El fracaso de la representación afrobelga en la curaduría del museo es un buen ejemplo. Los afrobelgas deben de estar al frente y en el centro de la narración de su propia historia. El museo debe representar a los oprimidos, especialmente al pueblo congoleño, que sufrió a manos del Rey Leopoldo II y de Bélgica. Para que se produzcan avances significativos y evitar una nueva escalada de #BLM, deben abordarse las cuestiones del racismo, la discriminación e incluso la situación de la estatua del rey Leopoldo II. Los afrobelgas deben ser vistos como una parte integral de la sociedad belga y su historia debe ser enseñada. Debería haber más lecciones de historia para enseñar el papel de la colonización en la construcción de Bélgica como país. En pocas palabras, Bélgica y Europa no deben ignorar su pasado y legado colonial, ni sus efectos en las sociedades occidentales contemporáneas.
Jimmy Hendry Nzally es doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Vrije - Vrije Universiteit Brussel (VUB). Su investigación doctoral versó sobre "La explicación del cambio democrático en Gambia: Comprendiento la caída de Yahya Jammeh en las elecciones de diciembre 2016 - Understanding the Fall of Yahya Jammeh in the December 2016 Elections". Sus intereses de investigación incluyen la democratización y el régimen, las relaciones internacionales, la migración, los estudios postcoloniales y la literatura. Imparte clases de Relaciones Internacionales de África en la Escuela de Gobernanza VUB-Bruselas.
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