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Mujeres subsaharianas en Túnez, entre el miedo al rechazo y la atención médica adecuada

Por Amal Hlioui | Número 22


Las últimas declaraciones del presidente tunecino Saied, advirtiendo de la presencia de subsaharianos en Túnez como un “cambio en la composición demográfica”, se han calificado de xenófobas. Durante el estallido de la Guerra Civil Libia en 2011, miles de subsaharianos huyeron a Túnez. Desde entonces, se ha formado una diáspora subsahariana, pero sus números totales, sus orígenes y sus problemas sociales han sido descuidados y “desconocidos” durante mucho tiempo. Escondidos en las sombras, la vulnerabilidad social de los subsaharianos en Túnez se ve acentuada por un clima generalizado de rechazo y desconfianza hacia ellos.


Las mujeres subsaharianas tienen unas condiciones de trabajo y de vida precarias. Además, sufren una doble vulnerabilidad ya que tienen la responsabilidad de atender a su salud reproductiva, así como a la de sus hijos y parejas. En este artículo, exploro el trato a las mujeres subsaharianas por parte de los sistemas de salud tunecinos entrevistando a dos partes interesadas diferentes: una doctora y una migrante subsahariana en centros médicos de atención primaria y de tercer nivel.



Salud reproductiva: ¿una necesidad satisfecha?


Oficialmente denominados “residentes extranjeros en Túnez”, hay 21.466 inmigrantes subsaharianos en el país, es decir, el 36,4% del total, según la Encuesta Nacional sobre Migración Internacional. Esta encuesta sitúa el número total de mujeres inmigrantes en 7.351 entre 2020 y 2021, lo que probablemente sea una subestimación de los números totales. La Dra. Syrine Trabelsi, una joven residente de Obstetricia y Ginecología en el Hospital Universitario Mogi Slim en La Marsa, una región donde la concentración de inmigrantes subsaharianos es alta, cree que ha estado viendo un número creciente de mujeres subsaharianas en los últimos dos años.


En el Centro de Protección Materno-Infantil Ariana, el personal médico atiende diariamente a mujeres subsaharianas con diferentes propósitos: planificación familiar, anticoncepción, ETS, pruebas de embarazo e interrupción del embarazo. De hecho, el aborto con medicamentos está disponible de forma gratuita en todos estos centros. Túnez es el único país árabe donde el aborto por razones no médicas ha sido legal para todas las mujeres desde 1973, y el aborto con medicamentos ha estado disponible desde principios de la década de 2000. De promedio, 20 mujeres subsaharianas son acogidas cada día por el Espacio Joven, dentro del Centro, para este protocolo farmacológico. Sin embargo, este número ha descendido tras la última polémica declaración del presidente, ya que temen ser arrestadas, deportadas o incluso agredidas.


Contrariamente a los estereotipos negativos que muchos tunecinos tienen sobre los inmigrantes del África subsahariana, La Dra. Trabelsi describe a las pacientes del África subsahariana como respetuosas y conocedoras de sus necesidades de atención médica.


Por ejemplo, las mujeres del África subsahariana tienen más probabilidades de desarrollar miomas uterinos que las mujeres de otras poblaciones. La Dra. Trabelsi se dio cuenta de que la mayoría de las mujeres a las que trata por esta afección tiene un buen conocimiento de su historial médico y de las necesidades de atención para los miomas uterinos. Además, muchas de estas mujeres son proactivas y conocedoras de su salud reproductiva. Por ejemplo, menos del 2% de las mujeres que usan métodos anticonceptivos en el África subsahariana usan dispositivos intrauterinos (DIU). Sin embargo, la Dra. Trabelsi señala que muchas de sus pacientes del África subsahariana utilizan estos dispositivos y acuden a su clínica para que se los extraigan o para otros fines.


En los hospitales públicos, las mujeres subsaharianas también son acogidas para el seguimiento del embarazo y el parto. Como cualquier ciudadana, se ponen de parto y son atendidas directamente por comadronas y médicos. Se les trata con el mismo cuidado que recibiría una ciudadana tunecina. Algunas de ellas, sin embargo, presentan complicaciones debido a embarazos sin monitorización, lo que plantea la cuestión de si realmente tienen acceso a las estructuras de salud reproductiva.


Desafíos: información, distancia, dinero y miedo

Luna, una joven maliense indocumentada, estaba sentada al lado de la clínica comunitaria de Raoued, esperando en la fila. Al principio, se mostró reacia a hablar. Después mencionó la dificultad de acudir al centro de protección Ariana para recibir atención médica o para tomar anticonceptivos. Ella acabó confiando en métodos anticonceptivos no médicos, “esperando que no suceda lo peor”. Para Luna, la distancia es el primer desafío para acceder fácilmente a la salud reproductiva, puesto que las instalaciones estatales están centralizadas y, por lo general, lejos de los barrios donde viven ella y otras inmigrantes subsaharianas.


El segundo desafío, según la Dra. Trabelsi, es la falta de información. La mayoría de las mujeres subsaharianas no saben cómo funciona el sistema médico tunecino, legal o financieramente. No saben que si no están cubiertas por un seguro estatal o privado deberán pagar la tarifa completa. Algunos pacientes incluso se han escapado de los centros de sanitarios cuando se enfrentan a la factura por atención sanitaria.


Los “afortunados” son, paradójicamente, los poquísimos subsaharianos a los que se les otorgó el estatus de refugiado, sin el cual un inmigrante no puede obtener reembolso ni cobertura. En Túnez, ACNUR está a cargo del proceso de ayudar a los refugiados a acceder a la atención médica. La Dra. Trabelsi recuerda la historia de una refugiada que pudo beneficiarse de cobertura médica para su cáncer de mama después de un largo proceso que involucró a la paciente, ACNUR y el personal del hospital. Afortunadamente, esta paciente está recibiendo quimioterapia después de un diagnóstico tardío debido a la rara forma de cáncer que padece y la lenta respuesta a su condición.


Además de estos problemas, la Dra. Trabelsi afirma que la dificultad más desafiante para las mujeres subsaharianas es entablar buenas relaciones. Muchos africanos subsaharianos no han sido tratados adecuadamente en el pasado por los sistemas de salud y otras estructuras de autoridad en Túnez. Esto los hace reacios a acudir a los sistemas de salud en busca de ayuda, porque temen el rechazo y/o la discriminación. Cuando reciben atención médica adecuada, parecen desconcertados y agradecidos por el trato “agradable” y profesional del personal del hospital. “Parece que no reciben un trato tan ‘normal’ en otros lugares”, comenta la Dra. Trabelsi. Para remediar los daños, ella y sus compañeros de trabajo “tienen que escucharlos y deshacerse de los prejuicios”.




Amal Hlioui es profesora agregada en la Universidad Tunis El Manar. Es titular de la beca del proyecto Erasmus+ MIGRANTS e investigadora doctoral en Dinámica de Sistemas (DEMS, UNIPA). Su tesis trata sobre las representaciones subsaharianas en los medios tunecinos y las ramificaciones en la política migratoria.

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