Por todo el mundo, el cambio climático causado por el hombre está transformando los ecosistemas del planeta y afectando a los movimientos migratorios de personas y animales. Al mismo tiempo, los movimientos migratorios pueden transformar los entornos locales al ejercer presión sobre recursos finitos y agravando las situaciones de daño medioambiental. En este contexto, el fenómeno de los "refugiados climáticos" ha surgido con fuerza junto a otras formas de movilidad. La política también ha tomado dimensiones transnacionales con los movimientos sociales organizados a través de los continentes, apelando a sus respectivos gobiernos a hacer más para reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

 

En este número, examinamos esta conexión compleja y multidimensional entre migración, (in)movilidad y el clima cambiante del planeta. Desde las islas del Pacífico hasta el golfo de México, nuestros autores observan cómo responden las comunidades y los gobiernos a los desafíos climáticos y deciden partir o quedarse. Revisamos el marco legal actual para los refugiados para ver si los migrantes impulsados por el clima podrían tener cabida en él, y advertimos sobre los riesgos del discurso xenófobo que intenta penetrar algunas áreas del movimiento por la justicia climática. Nuestra primera crónica extensa arroja luz sobre las formas en las que la movilidad está también ligada al funcionamiento de la industria de los combustibles fósiles.

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Esta cuarta edición también cuenta con una historia sobre desigualdad de los pasaportes entre estudiantes de doctorado; un análisis de las recientes elecciones europeas desde el prisma de las migraciones; y una pieza sobre la política de los datos sobre migraciones, fruto de la colaboración entre Routed Magazine y The Transatlantic Puzzle.

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